Foto: Simone.
Texto: Jean-Paul.
Claro que es cierto. La lluvia tiene algo de animal. Me parece que es porque no importa cuántos hombres de lentes gruesos la estudien, ni cuántos aparatos la midan, mantiene siempre una cuota impredecible. O quizás sea porque vive como vivió desde que alguien le dijo “lluvia” y porque a los niños les gusta jugar con ella. Tal vez porque a pesar de que ignora su destino se empeña en cumplirlo.
La lluvia tiene algo de animal gigante porque deja su huella nítida, porque transforma los paisajes. También porque da sustento a los hombres y no pide nada a cambio.
La lluvia tiene algo de animal porque es muy vieja y no lo sabe.